Valeria tiene veinte años. Es alta, bastante más alta que el común de las chilenas y chilenos que con suerte llegan al metro setenta. No, Valeria está seis o siete centímetros sobre eso. Es rubia, de esas rubios raras, de ojos negros. Con cejas negras y espesas. El vello de pubis no, no es negro, es rubio. Las piernas son larguísimas, te cansas de sólo mirarlas, en el ombligo se ha prendido una argolla con una diminuto cencerro. Sí, como para avisar que llega, la Valeria. Completan los accesorios dos anchos anillos de plata. Uno en el pulgar de la mano izquierda y otro en el del pie derecho. Como el yin el yan, ah, una huevada semejante, pero que le quedan como para decirle que sí, que el yin, el yan, y lo que ella quiera.
Las tetas ahora se las ha cubierto con una camiseta. Abajo sigue en bolas. Ensayan, intentan llegar a Valparaíso con algo que tenga una mínima forma. No es tan sencillo, no es ir a sacarse la ropa y cobrar la plata y punto. No, el Felipe es una amigo y ellas son minas serias. Es más, quieren dejar un buen recuerdo.
En la barra la Maga insiste para convencer al Manuel que las acompañe mañana con una cámara para hacer un buen registro. Que bien que va a valer la pena. Sí, que viajen en dos autos, que ella cubre los gastos. Que se pegue un pique con el Edgardo y el Nosfe, también, también con el Pepe, para que tiren unas luces.
El “Ira” se hace el difícil, cosa que tan bien le sale. Qué bueno, mujer, que él ha dejado que ensayen ahí, en el microcine, que eso ya es un aporte que vale, no, que lo deje pensar un poco lo otro, que no es tan fácil, que hay todo un gasto, que el hotel, un viático.
Y sí, si te estoy diciendo que me hago cargo de los gastos, sí, bueno, pero cuánto, bueno no sé, ahí vemos. Eso, eso, es así, ahí vemos, yo sé muy bien cómo son esas cosas. Maga, no te ofendas, pero hay que ver primero si les pagan a ustedes, ah, ese es el riesgo. Pero qué te pasa Irarrázabal, el Felipe está en esto, tú crees que va a joderme.
No, para nada, se defiende el Manuel cínico, harto cobarde, ya, Maga, no vamos a pelearnos. Déjame ver el show, ah, lo que van montando y luego decido, no te ofendas, comadre, vamos, somos amigos o no somos amigos, pero déjame convencerme, ya, tú sabes que soy un poquito exigente. No te ofendas.
Ya Manuel, como tú digas, ya, sigo con el ensayo -. Y se va rumiando veneno la Maga, sintiendo esa mierda en el estómago, de tener que lidiar todo el tiempo con cobardes, con mediocres, con los apitutados de siempre, con huevones que ocupan espacios, en el ámbito de una cultura que no crece, que vive muerta de miedos, de hipocresías.
- Puta que lo parió al Manuel -. Así super directa, lo putea por lo bajo y no tan bajo, cuando llega junto al equipo de audio, en la escalera, en donde está la Sole, cubierta por una bata, fumando.
- Qué onda, comadre, qué con el Manuel, ahora qué le pasa ?- Pregunta la Sole mientras le acaricia la cabeza a la prima, que agachada putea y busca un cidí de Keit Jarret.
- Puta con el huevón maricón. Ay, que el quiere ver el show, a ver qué le pasa ?. Si parece marica en serio el compadre. Que concha de su madre. Quién se cree que es el huevón. Si los premios que ha ganado con los españoles fueron porque siempre le tuvo que chupar el pico a alguien, o se olvida el muy huevón?
- Ya comadre, no te enfermes, que no venga, mejor, como si fuera tan buen camarógrafo. Que no venga, entre Valeria y yo los convencemos al Nosfe, al Edgardo, al Pepe, ah, el Nosfe tiene también una cámara, no es betacam pero sirve, Maga, de más, una camarita digital hermosa. Mejor, tú no lo hablas más, ah, promesa, no quiere verte así, enferma, rogándole a ese pedazo de mierda. No comadre, acá el poder lo tienen las minas. Que nadie se equivoque -. Y se manda al improvisado escenario la Sole, a sacarse la bata despacio, a jugar con la Vale, que se pone de espaldas a ella, como ignorándola.
El tema del baile y los cuadros lo van sacando. Lo que no atinan a lograr todavía es el de la expresión de los rostros. Claro, la cosa no es ir a poner cara de putas y listo, no, no es tan sencillo. El placer tiene que pasar por una, tú que gozas con vos misma, comadre. Pero la Vale no, no hay caso, parece un témpano la chiquilla. Onda la garbo, no, cómo que no pudiera pasarle nada con nadie.
Si, que está bien la cara. Esa es la voz del Nosfe que se mete desde arriba, desde el entrepiso en donde están los proyectores, el de 16 y el de 35 milímetros, donados por los agregados culturales de los gobiernos amigos. Sí, parece la unesco el microcine. También están las luces. eso es lo que está operando ahora el Nosfe.
- Está perfecto que exprese la nada misma, no es necesario. De más, Maga, mira, verla bailar y moverse así ya es para morir, mira, comadre, mira lo que está haciendo, mírala.
Y sí, verla bailar así, como si estuviera llena de opio, con esa falta de expresión en el rostro, con ese vacío en los ojos, y, da para morirse. Y se toca ahora, ah, basta comadre, se está tocando los pelitos rubios, abajo. A la mierda, qué es lo que es, Jarret, puta, buenísimo. Sí, que no venga el Manuel, nosotros lo filmamos decreta el Nosfe, más que excitado con este strip tease tan pero tan impresionista, tan de Berlín que parece la Vale.
Abajo, en la barra, el Manuel bebe una pepsi y finge que no le pasa nada con la modelo. Está por comerse el pico de la botella el huevón, pero como si nada, cómo se va a enganchar él, un documentalista serio y comprometido con eso, con una comadre en pelotas, bailando así, con Keit Jarret al piano, ah, cómo, con una tremenda nena de metro ochenta casi, que ni siquiera se ha sacado la camiseta todavía, y sigue dándole la espalda a la Sole, que ahora le saca la camiseta por atrás, no, no se la saca, la dejaron ahí, nomás, en la mitad de las tetas.
El Manuel tiene la botella de pepsi en la boca, se ha quedado así el huevón. Valeria gira un poco la cabeza para el costado, como buscando a la Sole, porque se le cansan los brazos así, medios para atrás. Ahí la Maga corta la música y manda el corte. Sí, ahí se puso medio sucio el movimiento, a ver cómo lo resuelven. Sube la Maga al tablado y se pone ella detrás de la Vale, en el lugar de la Sole, a ver cómo se juega mejor y se limpia ese movimiento.
- Así, así, comadre, tú, Vale, tienes que sacar más la cola, ah, tú le pones la cola a la Sole para que se apoye, ahí está el equilibrio, la cola tuya le da apoyo a la chucha de la Sole, sí, ella te la apoya, te apoya el viente, ya, ahí, hacen el juego, por ahí se libera la energía, sale el movimiento, suave, así, atrás y adelante.
- Ahí descansas tú, Vale, entiendes, así no te cansas los brazos ni nada, te apoyas y descansas en la Sole, ya, meciéndote. Ya, lo hacemos, ya, bueno, vamos de nuevo con la música desde ahí, después se dan vuelta, ya, después.
El Nosfe, como una araña, ya está arriba con la camarita en la mano, con ambos ojos en el visor de cuarzo líquido, haciéndose un pic nic, un festín desnudo de aquellos. Y el Manuel no quiere filmar esto, piensa divertido el Nosfe, contento con su suerte. Mi madre, comerse a esa nena de la Vale. No, quién pudiera ?. Le gustaran los tipos, lo dudo. Tampoco las minas. No, la Valeria no debe tener sexo con nadie.
No. Puta, qué clase de huevón se puede tirar a semejante mina, un gimnasta, no, alguien así, pero tampoco. No, no es de esas. Un tipo grande, sí, eso suena mejor, me cierra un poco. Pero no un viejo, no el padre, no, por ahí no pasa. Un huevón grande, moralmente grande, existencialmente grande. El Nosfe se ríe de las huevadas que piensa y después de pone más cachondo y se la imagina doblada debajo de un negro con un pico de treinta centímetros y ahí la película también le cierra. Ella con la misma cara de nada, seguro.
Las tetas ahora se las ha cubierto con una camiseta. Abajo sigue en bolas. Ensayan, intentan llegar a Valparaíso con algo que tenga una mínima forma. No es tan sencillo, no es ir a sacarse la ropa y cobrar la plata y punto. No, el Felipe es una amigo y ellas son minas serias. Es más, quieren dejar un buen recuerdo.
En la barra la Maga insiste para convencer al Manuel que las acompañe mañana con una cámara para hacer un buen registro. Que bien que va a valer la pena. Sí, que viajen en dos autos, que ella cubre los gastos. Que se pegue un pique con el Edgardo y el Nosfe, también, también con el Pepe, para que tiren unas luces.
El “Ira” se hace el difícil, cosa que tan bien le sale. Qué bueno, mujer, que él ha dejado que ensayen ahí, en el microcine, que eso ya es un aporte que vale, no, que lo deje pensar un poco lo otro, que no es tan fácil, que hay todo un gasto, que el hotel, un viático.
Y sí, si te estoy diciendo que me hago cargo de los gastos, sí, bueno, pero cuánto, bueno no sé, ahí vemos. Eso, eso, es así, ahí vemos, yo sé muy bien cómo son esas cosas. Maga, no te ofendas, pero hay que ver primero si les pagan a ustedes, ah, ese es el riesgo. Pero qué te pasa Irarrázabal, el Felipe está en esto, tú crees que va a joderme.
No, para nada, se defiende el Manuel cínico, harto cobarde, ya, Maga, no vamos a pelearnos. Déjame ver el show, ah, lo que van montando y luego decido, no te ofendas, comadre, vamos, somos amigos o no somos amigos, pero déjame convencerme, ya, tú sabes que soy un poquito exigente. No te ofendas.
Ya Manuel, como tú digas, ya, sigo con el ensayo -. Y se va rumiando veneno la Maga, sintiendo esa mierda en el estómago, de tener que lidiar todo el tiempo con cobardes, con mediocres, con los apitutados de siempre, con huevones que ocupan espacios, en el ámbito de una cultura que no crece, que vive muerta de miedos, de hipocresías.
- Puta que lo parió al Manuel -. Así super directa, lo putea por lo bajo y no tan bajo, cuando llega junto al equipo de audio, en la escalera, en donde está la Sole, cubierta por una bata, fumando.
- Qué onda, comadre, qué con el Manuel, ahora qué le pasa ?- Pregunta la Sole mientras le acaricia la cabeza a la prima, que agachada putea y busca un cidí de Keit Jarret.
- Puta con el huevón maricón. Ay, que el quiere ver el show, a ver qué le pasa ?. Si parece marica en serio el compadre. Que concha de su madre. Quién se cree que es el huevón. Si los premios que ha ganado con los españoles fueron porque siempre le tuvo que chupar el pico a alguien, o se olvida el muy huevón?
- Ya comadre, no te enfermes, que no venga, mejor, como si fuera tan buen camarógrafo. Que no venga, entre Valeria y yo los convencemos al Nosfe, al Edgardo, al Pepe, ah, el Nosfe tiene también una cámara, no es betacam pero sirve, Maga, de más, una camarita digital hermosa. Mejor, tú no lo hablas más, ah, promesa, no quiere verte así, enferma, rogándole a ese pedazo de mierda. No comadre, acá el poder lo tienen las minas. Que nadie se equivoque -. Y se manda al improvisado escenario la Sole, a sacarse la bata despacio, a jugar con la Vale, que se pone de espaldas a ella, como ignorándola.
El tema del baile y los cuadros lo van sacando. Lo que no atinan a lograr todavía es el de la expresión de los rostros. Claro, la cosa no es ir a poner cara de putas y listo, no, no es tan sencillo. El placer tiene que pasar por una, tú que gozas con vos misma, comadre. Pero la Vale no, no hay caso, parece un témpano la chiquilla. Onda la garbo, no, cómo que no pudiera pasarle nada con nadie.
Si, que está bien la cara. Esa es la voz del Nosfe que se mete desde arriba, desde el entrepiso en donde están los proyectores, el de 16 y el de 35 milímetros, donados por los agregados culturales de los gobiernos amigos. Sí, parece la unesco el microcine. También están las luces. eso es lo que está operando ahora el Nosfe.
- Está perfecto que exprese la nada misma, no es necesario. De más, Maga, mira, verla bailar y moverse así ya es para morir, mira, comadre, mira lo que está haciendo, mírala.
Y sí, verla bailar así, como si estuviera llena de opio, con esa falta de expresión en el rostro, con ese vacío en los ojos, y, da para morirse. Y se toca ahora, ah, basta comadre, se está tocando los pelitos rubios, abajo. A la mierda, qué es lo que es, Jarret, puta, buenísimo. Sí, que no venga el Manuel, nosotros lo filmamos decreta el Nosfe, más que excitado con este strip tease tan pero tan impresionista, tan de Berlín que parece la Vale.
Abajo, en la barra, el Manuel bebe una pepsi y finge que no le pasa nada con la modelo. Está por comerse el pico de la botella el huevón, pero como si nada, cómo se va a enganchar él, un documentalista serio y comprometido con eso, con una comadre en pelotas, bailando así, con Keit Jarret al piano, ah, cómo, con una tremenda nena de metro ochenta casi, que ni siquiera se ha sacado la camiseta todavía, y sigue dándole la espalda a la Sole, que ahora le saca la camiseta por atrás, no, no se la saca, la dejaron ahí, nomás, en la mitad de las tetas.
El Manuel tiene la botella de pepsi en la boca, se ha quedado así el huevón. Valeria gira un poco la cabeza para el costado, como buscando a la Sole, porque se le cansan los brazos así, medios para atrás. Ahí la Maga corta la música y manda el corte. Sí, ahí se puso medio sucio el movimiento, a ver cómo lo resuelven. Sube la Maga al tablado y se pone ella detrás de la Vale, en el lugar de la Sole, a ver cómo se juega mejor y se limpia ese movimiento.
- Así, así, comadre, tú, Vale, tienes que sacar más la cola, ah, tú le pones la cola a la Sole para que se apoye, ahí está el equilibrio, la cola tuya le da apoyo a la chucha de la Sole, sí, ella te la apoya, te apoya el viente, ya, ahí, hacen el juego, por ahí se libera la energía, sale el movimiento, suave, así, atrás y adelante.
- Ahí descansas tú, Vale, entiendes, así no te cansas los brazos ni nada, te apoyas y descansas en la Sole, ya, meciéndote. Ya, lo hacemos, ya, bueno, vamos de nuevo con la música desde ahí, después se dan vuelta, ya, después.
El Nosfe, como una araña, ya está arriba con la camarita en la mano, con ambos ojos en el visor de cuarzo líquido, haciéndose un pic nic, un festín desnudo de aquellos. Y el Manuel no quiere filmar esto, piensa divertido el Nosfe, contento con su suerte. Mi madre, comerse a esa nena de la Vale. No, quién pudiera ?. Le gustaran los tipos, lo dudo. Tampoco las minas. No, la Valeria no debe tener sexo con nadie.
No. Puta, qué clase de huevón se puede tirar a semejante mina, un gimnasta, no, alguien así, pero tampoco. No, no es de esas. Un tipo grande, sí, eso suena mejor, me cierra un poco. Pero no un viejo, no el padre, no, por ahí no pasa. Un huevón grande, moralmente grande, existencialmente grande. El Nosfe se ríe de las huevadas que piensa y después de pone más cachondo y se la imagina doblada debajo de un negro con un pico de treinta centímetros y ahí la película también le cierra. Ella con la misma cara de nada, seguro.
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